1.- Aires nuevos (y frescos) en la dieta
Somos lo que comemos. Si la primavera pone algo a nuestro alcance es un abanico de verduras y frutas amplísimo -y de temporada- con el que llevar nuestra alimentación hacia un modelo de dieta más saludable. La primavera es una estación de transición que debemos utilizar para ayudar a nuestro cuerpo a eliminar las impurezas, los excesos y los malos hábitos adoptados durante el invierno.
2.- Camina, corre, nada
Haz ejercicio y, lo más importante, hazlo tres veces cada semana. El movimiento no solo es bueno para nuestro estado físico sino también para nuestra salud y agilidad mental. El día ya se alarga y las temperaturas son más suaves, así que no hay excusa: tu sistema inmunológico también te dará las gracias. El sedentarismo o la inactividad física es una epidemia mundial que, más que nunca, está en nuestras manos evitar.
3.- Duerme ocho horas
La calidad del sueño marcará, casi por defecto, la calidad de nuestro día y nuestro rendimiento. ¿La clave? Un correcto descanso. ¿Cómo podemos garantizarlo? Durmiendo no menos de ochos horas. Olvídate de recuperar sueño cuando llegue el fin de semana. No solo es un auto-engaño, sino que además es del todo imposible. Sueño perdido, descanso que no vuelve. Y no escatimes. Los expertos apuntan a que las 8,5 horas son las nuevas ‘ocho horas’.
Si introduces nuevos hábitos que redundan en tu salud, no te olvides de tu higiene menstrual. Apuesta por depurar también tus rutinas y deja de lado lo que sobra en tu piel. Hablamos de perfumes, de sustancias químicas, de súper-absorbentes, de colorantes… Hablamos de todo lo que no es algodón natural y que altera tu piel con picores, molestias y alergias.