Por mucho que lo diga el refranero, ni somos ni venimos del polvo. Somos agua. En concreto, un 95% de agua. Por eso hoy queremos reivindicar lo importante que es este elemento en nuestra salud y, por extensión, en la del planeta. Hoy, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua. Una fecha que quiere recordar que el agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Del futuro.
De hecho, el agua nos conecta con la tierra como ningún otro elemento. Porque el agua es tan imprescindible para la vida como lo es para nuestra salud. Si nos fijamos, el cuerpo humano se convierte en un ejemplo de lo que sin agua puede generar en la tierra. ¿Os imagináis que pasaría si no pudiéramos beber agua limpia a diario? Lo mismo pasa con el planeta y con los que vivimos en él.
Tal y como destacan desde la ONU, los recursos hídricos juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al medio ambiente.
Sin embargo, la magnitud del planeta es inversamente proporcional a la conciencia que como sociedad tenemos sobre este recurso. Más que nunca es necesario que nos planteemos el uso y el abuso que hacemos de ella especialmente si tenemos en cuenta que unos 2,1 millones de personas viven sin agua potable en sus hogares. De hecho, unos 4.000 millones de personas —casi dos tercios de la población mundial— padecen escasez grave de agua durante al menos un mes al año.
Hoy queremos compartir algunas cifras oficiales que, como las anteriores, nos ayudan a dimensionar la magnitud del problema y, por extensión, la necesidad inmediata de tomar medidas y soluciones a corto, medio y largo plazo.