Hablamos del Día Mundial de la Higiene Menstrual, celebrado cada 28 de mayo. Un día que va más allá del fenómeno fisiológico y abre el foco hacia otros factores que envuelven este proceso natural por el que transita la mitad de la población del planeta cada mes.
Cinco cuestiones, cinco reflexiones y cinco luchas que conviene no olvidar:
1.-Sí, la menstruación es aún un tabú
Y no hablamos de países en los que menstruar está prácticamente tipificado como delito o percibido culturalmente como deshonra, sino en occidente. Según un estudio de 2018 de la organización Plan International en Reino Unido, dos tercios de las mujeres siguen sintiéndose incómodas hablando de la regla con los hombres que conocen (padres y novios incluidos). La regla aún inquieta y se diluye entre eufemismos. ¿Por qué sigue representándose como algo azul y no como lo que es verdaderamente es?
2.- La menstruación es un factor de absentismo escolar
Muchas niñas de África y la India faltan a clase durante los días de sangrado por temor a mancharse o debido a la falta de espacios para cambiarse. El Banco Mundial ha estimado que, a nivel global, se pierden entre el 10 y el 20% de los días de clase por esta razón. Pero no solo es una cuestión de ‘vergüenza’ que fomenta el absentismo escolar entre las niñas, sino de desinformación y buenas praxis. La falta de acceso a información sobre métodos de higiene menstrual y hábitos saludables deriva en prácticas antihigiénicas que pueden causar infecciones y problemas para la salud íntima y reproductiva.
3.- Existe una pobreza menstrual
Según Naciones Unidas, muchas mujeres y niñas con bajos ingresos se enfrentan cada mes al reto de intentar adquirir productos menstruales que están fuera de su alcance. Una brecha que, salvando las distancias, también existe en países desarrollados con la denominada tasa rosa, el plus que pagamos de más las mujeres cuando adquirimos un producto destinado para nosotras.
4.- Otra menstruación es necesaria para el planeta
La menstruación como proceso no es un factor de riesgo para el planeta, pero sí lo es el uso de ciertos productos que pueden tener un efecto negativo en el medio ambiente, dependiendo de la composición del producto y la forma en que se desechen.
5.- Solo la higiene menstrual natural es de algodón
El proceso más natural por el que transitamos a lo largo de más de 30 años necesita también un método de protección natural que garantice el cuidado óptimo de la piel. No vale un algodón cualquiera y no vale, ni mucho menos, un tejido que solo simula ser algodón. Solo el algodón ecológico está purificado sin cloro u otros químicos, libre de perfumes y otras sustancias. Dermatológicamente testado, apostar por el algodón 100% natural atenúa y ayuda a prevenir irritaciones, picores, infecciones y alergias.