Hoy la regla ya no es tabú, no al menos en nuestro país (aunque sí en otros). No al menos para las generaciones que la abrazan con naturalidad, interés y ganas de saber más y de superar viejos estigmas y creencias. La regla no se esconde, se vive, se transita, se comparte, se sufre a veces y se celebra otras, pero siempre se aprende. De hecho, con la proliferación de cursos y talleres, es también un punto de encuentro entre mujeres, independientemente de su edad, con el que iniciar un camino de autoconocimiento y mejora de la salud menstrual en particular y general.
Detrás de la regla, además, no solo hay fabricantes de productos menstruales. Hay profesionales (ginecólog@s, endocrin@s, psicólog@s y activistas menstruales como youtubers) dedicados a profundizar en este proceso, en compartirlo, y en conocer todas sus aristas tras años de frívola simplificación.
En paralelo, el mercado es también más sensible a las necesidades reales que demandan las mujeres durante su menstruación y a las implicaciones que su producción y uso requiere. Una menstruación transparente, diversa y sostenible se abre paso, priorizando el uso de materiales respetuosos con la piel -como el algodón 100% ecológico-, y en la medida de lo posible reutilizables -como la copa menstrual y las braguitas menstruales-.