Que el precio de un producto básico para la higiene como un tampón o compresa lo convierta automáticamente en un artículo prohibitivo para muchas mujeres es algo bastante más común de lo que nos pensamos, especialmente en aquellas economías emergentes o en vías de desarrollo. Pero también en España.
En concreto, según la ONG Period Spain, el 20% de las mujeres en España sufre esta situación. También en Europa. Según los datos publicados por el movimiento ecologista Break Free From Plastic (Libérate del Plástico), se estima que en la UE una de cada cinco mujeres no puede permitirse comprar productos menstruales básicos.
Desde Farmaconfort hemos recordado muchas veces el número de productos menstruales de un solo uso que puede utilizar una mujer a largo de su edad fértil: unos 14.000. Nos ha parecido una cifra muy útil que nos ayuda a entender el peso de la higiene menstrual en nuestra vida: en la salud, en la economía y, por supuesto, en el medio ambiente.
Pero, ¿y si en lugar de contarlos los valoramos por su precio de mercado? Entonces veremos que esta cifra puede ascender hasta los 4.500 euros según la misma fuente.
Por este motivo, iniciativas como la del Parlamento Vasco suponen un rayo de luz para avanzar en la consecución de un nuevo modelo de consumo que respete y promueva el acceso de todas las mujeres a estos productos básicos de higiene menstrual como una cuestión de dignidad.
No es un caso aislado, el referente fue Escocia cuando el pasado mes de noviembre se convirtió en el primer país del mundo en garantizar productos de higiene menstrual en lugares públicos de forma gratuita. Queda mucho por hacer pero, afortunadamente, ya existen países valientes que marcan el camino a los demás.