En este post vamos a abordar algunos hábitos y rutinas que puedes integrar si lo que buscas es conocer mejor tu cuerpo y que lograrán el cambio desde el minuto uno. Recuerda: el cuidado es el fin, pero, sobre todo, es el principio.
1. Conoce tu ciclo y respétalo
Fase folicular, fase lútea, ovulación… No es la primera vez que escuchas hablar de las fases del ciclo menstrual, pero sigues haciéndote un lío y no sabes exactamente cómo se comporta tu cuerpo y qué es lo que debes hacer para alinear tu día a día con tus necesidades. Es el momento de hincar un poco los codos y conocer que hay detrás de cada una de ellas.
2. Escribe tu ‘diario’ menstrual
Muy relacionado con el punto anterior. Aprovecha el nuevo año para ser más consciente de dónde estás, de cómo te sientes y de qué necesitas en cada momento de tu ciclo. ¿Has probado a escribir un diario menstrual? No hace falta que tires de libreta y boli. Basta con descargar una de las muchas aplicaciones que prácticamente hacen el trabajo por ti. ¡Fácil, fácil!
3. Reduce los residuos
Una higiene menstrual saludable debe ser por definición sostenible. A lo largo de su vida fértil, una mujer puede utilizar hasta 15.000 compresas y tampones de usar y tirar. ¿Es necesario? Creemos que no. Existen alternativas sostenibles y menos agresivas con el planeta. Reduce tus residuos, escoge productos reutilizables y revisa siempre la composición de compresas y protegeslips para que estos sean de algodón 100% ecológico certificado.
4. Aprende a decir NO
En primer lugar, debemos conocer nuestro cuerpo, y después hacerle caso. También aprender algo muy esencial: decir no. Es muy importante no querer abarcarlo todo y eso no va solo de cuerpo, también va de mentalidad. Nuestra cabeza nos exige ‘estar’, pero a menudo el cuerpo pide ‘descansar’.
5. La menstruación no es el fin, es el principio
Cuatro semanas de espera hasta que, finalmente, llega. Se termina la regla y parece que se terminen los problemas. Reducir el ciclo menstrual a la menstruación es perdernos un universo de detalles que nos hacen más fuertes y sensibles (en el mejor de todos los sentidos). ¡Abre los ojos y la mente!