Si, por el contrario, alguna vez has sentido cambios emocionales y físicos como el acné, irritabilidad, hipersensibilidad, letargia, dificultad de concentración, tensión mamaria, hinchazón, dolor de cabeza y de espalda o sensación de tener mucha hambre, entre otros muchos, entonces sabrás que hablamos del síndrome premenstrual y que formas partes de una ‘gran’ mayoría.
Sea como sea, si los efectos o dolores derivados del SPM son moderados o intensos es necesario acudir al médico o ginecólogo para que nos aconsejen qué medidas tomar para aliviar la intensidad de los síntomas ya que, en algunos casos, pueden ser lo suficientemente graves como para interferir negativamente en la calidad de vida de la mujer que lo padece.
Sin embargo, existen hábitos que nos permiten reducir o evitar en buena medida la intensidad del SPM. Por ejemplo, llevar una dieta sana que incluya abundantes frutas y vegetales. Evitar situaciones de estrés y reducir la sal, el azúcar, la cafeína y el alcohol ayudará a mitigar también los síntomas. La ecuación de la prevención la completamos con el deporte que, como ya hemos apuntado en anteriores post, es un hábito más que recomendable en los días cercanos al periodo ya que suaviza los síntomas y aumenta el bienestar.